Vive una experiencia digital este año hacemos algo diferente que no te lo cuenten.
Información y fotografía recogida de la web de la fundación José Antonio Labordeta.
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El adiós no tiene más definición que una: adiós a una historia de amor, adiós a una ciudad, adiós a una persona amada, adiós al dolor… El 19 de septiembre del año 2010 el adiós llegó de la mano de miles y miles de personas, de las lágrimas de miles y miles de personas, de los gestos de miles y miles de personas, de las palabras de miles y miles de personas, de sus abrazos, de su cariño.
Murió aquella madrugada y en ese instante la gente, los zaragozanos y zaragozanas, los aragoneses y aragonesas, las gentes del mundo lo hicieron suyo, cantaron sus canciones, recordaron sus poemas. Su viuda, Juana de Grandes, cuenta una bonita historia: aquella noche tras llegar a su casa, habiendo dejado a su marido en el hospital Miguel Servet, escuchaba por las ventana de su dormitorio, que da a un gran patio de luces, El Canto a la Libertad; se durmió con ese murmullo y pensó que era su espíritu, que no quería dejarla sola, pero no era así: eran las gentes que entonaban la canción desde muchos rincones.
El adiós se prolongó y durante las horas siguientes miles y miles de personas pasaron por la Sala del Trono del Palacio de la Aljafería a rendir homenaje y despedirse del hombre que les había enseñado a amar Aragón, del profesor, del compañero, del amigo, del admirado cantautor, del respetado político, del escritor, del periodista. Quedan las imágenes para el recuerdo y en el corazón de cada una de las personas que estuvimos allí aquellos días la sensación de que “habrá que empujarla para que pueda ser”. A tu añorada libertad, a tu querido Aragón, a tu recuerdo que es nuestro legado, al hombre libre que fuiste y al que recordamos como un hombre sin más.
Proyecto "Los pueblos de Teruel"

